viernes, 2 de septiembre de 2011

Diario de a bordo. Primer día.

Cuaderno de Bitácora de un viaje lejos del mar, a un lugar dónde se puede bailar con estrellas.
Día 01,14:19 hrs.

En un rato, absorberé otra bocanada del aire madrileño.

Siempre digo que un viaje no es sólo un recorrido geográfico, sino también un viaje haciar el interior de nosotros mismos.
O un viaje en un espacio nuevo, que no sé a dónde me llevará, pero del que seguro que aprendo y me enriquezco. Y emociono.

Ahora cierro los ojos para permanecer atemporal y me sumerjo en tus pensamientos. No pienso en la exposición de esta mañana, ni en lo que haré mañana. Pienso en un paseo nocturno lleno de luz, calor y color...


El sol se asoma tras los edificios y los árboles, de repente el cielo empieza a volverse muy azul y me trae en su color, olores de un mar lejano.


Cuaderno de Bitácora
Continuará

Lo Esencial

Rolando Karothy
En una conferencia inédita sobre los vínculos entre pintura y literatura, el escritor argentino Isidoro Blainsten dijo: “Pero así como hay veces que el escritor no encuentra la palabra y se queda inmóvil frente a la hoja en blanco, a veces el pintor no encuentra el motivo, no encuentra el tema. Una vieja leyenda nos cuenta de un monje tibetano que, sentado a la vera de un bosquecillo de bambú, rodeado de pájaros y crisantemos, en una tarde de brisa, se dispone a pintar. «¿Qué pintaré?», se pregunta. El bosquecillo de bambú no lo convence. ¿Los pájaros en el cielo? No lo convencen. ¿Los crisantemos mecidos por la brisa? No lo convencen.
Por fin, después de mucho meditar, se decide: «Ya sé», se dice a sí mismo. «Pintaré la brisa».


Brisa del oeste
 Pintar la brisa, que no se ve, con un pincel o con la palabra es el deseo final confeso o inconfeso de todo artista. Es detener la eternidad en un instante. Es tornar visible lo invisible, es ser la obra y su consecuencia. Heidegger define la poesía de la siguiente manera: dice que la poesía es la fundación del ser por la palabra. Ahora, mi humilde teoría consiste en lo siguiente: tanto la literatura como la pintura son poesía o no son nada. Tanto el pintor como el escritor son poetas o no son nada. La poesía y sólo la poesía los convertirá en artistas.


El monje tibetano que ha decidido pintar la brisa ha decidido pintar lo esencial.
Todos hemos leído El principito.
Todos recordaremos el diálogo entre el Principito y el Zorro:

-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.

Pues bien, creo que la función del verdadero arte consiste en hacer visible lo invisible.

Van Gogh-Le Moulin de la Galette
Es cierto, lo esencial es invisible a los ojos, pero el artista lo hará visible en la obra de arte. La sonrisa de la Gioconda es esencial, el cuadro que no se ve y que pinta Velázquez en Las meninas es esencial, los alargados cuellos de Modigliani son esenciales, el rostro del conde de Orgaz es esencial y es esencial la mirada oblicua del cardenal en el cuadro de Rafael.

Y es esencial esa banderita que está en nuestro Museo de Bellas Artes, que flamea encima del molino y que pintó Van Gogh. Si uno se acerca no se ven más que tres manchas de colores, pero si uno se aleja, ve flamear esa bandera. Ve lo esencial, ve lo invisible, simplemente, porque Van Gogh ha logrado pintar la brisa”.